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Con nuestras almas ¡No!

Otra forma de decir, “ya chole”

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“Ustedes creen que están mandando a este soldado de vuelta con su rabo entre sus piernas, pero, ¡yo digo que están ejecutando su alma! ¿Y por qué? Porque no es un Hombre de Baird. Hombres de Baird, si hieren a este muchacho, ustedes van a ser Bestias de Baird, todos ustedes… Tienen el futuro de este joven en sus manos comité. Es un futuro valioso. Créanme. ¡No lo destruyan! Protéjanlo. Abrácenlo. Los hará sentir orgullosos algún día– se los prometo.” Coronel Frank Slade (Al Pacino, Perfume de Mujer).

Como dan ganas de gritarles a todos en el poder hoy en México, con el garbo y el hígado reventado de Al Pacino en “Perfume de Mujer”. Contextualizando, las líneas de introducción de este texto se dan en el acto final de la cinta donde el personaje del Coronel Slade defiende a Charlie en una audiencia de su colegio, dado que fue testigo ocular de un acto contra el vehículo del director de la escuela. Hasta este punto, ¿por qué la cita a esta película?

Siempre que veo ese discurso, los fragmentos seleccionados son los que más impacto me han causado. Eventos como los que estamos viviendo: crisis económica, de seguridad, de salud, de valores y de una clase política cínica, nos afectan de diversas maneras. Física, moral y económicamente pueden ser los daños, pero sin duda hay un concepto más etéreo, casi espiritual, el alma. Dañarla -como menciona Pacino- va más allá, es un daño irreparable, quebrar el alma es llegar más allá del corazón, es succionar todo ápice de esperanza.

Ver a mi país en el estado en el que está hoy, aunque francamente imaginable, nunca hubiera esperado verlo manifestarse de la forma en la que hoy lo veo. Un grupo de gente está tomando decisiones que solo 30 millones de personas avalaron un 1 de julio, de los 126 millones de mexicanos (que se dicen oficialmente somos), solo el 23.8% cree en la autoridad hoy democráticamente elegida, y hay informes que podría tratarse de solo la mitad quienes siguen convencidos. Sin embargo, hay un fenómeno terrible detrás: la polarización.

Ésta nos ha venido a destruir lentamente llegando al alma, podremos estar o no de acuerdo en visiones políticas, pero una cosa es real sin importar la posición ideológica: nos quieren quebrar el alma. Una pandemia que cobra vidas diario a niveles indomables, por más que quieran decirnos lo contrario. Una política energética sin pies, ni cabeza donde los más pobres pagarán con su salud dada la generación de esa energía y la afectación en sus comunidades, la clase media pagará mes a mes vía el recibo de luz. Un cerrón de inversiones de todo tipo, solo por el hecho de ser extranjeros, y en favor de una soberanía inexistente, hoy el mundo es global. Una juventud enfrentada entre ellos. Hay; quienes aplauden, quienes no lo ven tan mal, o quienes simplemente se conforman pues “resultaron iguales”.

No tengo ningún fin más que descargar mi frustración, y quizás en una menor medida invitar a la reflexión.

No tuvimos más remedio que seleccionar entre los peores, esa es la realidad, misma que considero inaceptable… lamento informar escogimos a los peores. Francamente, no sé en que forma pudieron convencernos que cambiarían, hoy las pruebas son de terror. No solo no cambiaron, vinieron a destruir sueños, a levantarse el cuello con el dinero de nuestro esfuerzo y sudor de nuestra frente: el tuyo, el mío, el de mis hermanos, mis amigos, mis padres, mis tíos… todos.

Mi única solicitud, no caigamos, que no nos engañen. Ellos no son los dueños, somos nosotros. Jamás lo olviden, cuiden lo más preciado… Su alma, y cuidado, que la están corrompiendo…

Una película que se debe de ver para generar diálogo, controversia y sorprendentemente unidad a través de la verdadera fe la cual nace, y como dice el protagonista de la cinta, de la falta de certeza… la certeza como el gran enemigo de la religión. Potente.

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© 2020 por Raúl Cedeño creado con Wix.com

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