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HIJO DE LA gUERRA

Literatura, periodismo y una cruda realidad

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Las siguientes líneas las escribo con estrés; primero, me faltan 60 páginas para terminar este libro escrito por el periodista Ricardo Raphael. Segundo, el texto es abrumador y crudo por su tema; sin embargo, las palabras del autor no me dejan parar, quiero saber ya el final… ¿Por morbo? ¿Por entender el engranaje del narco-estado en México? ¿Masoquismo? ¿O será por la inevitable reflexión de saber que todo sigue igual en nuestro país?

A manera de relato periodístico-literario-ensayístico, con tintes en la misma medida de Scorsese y Capote a la hora de narrar, el texto de Raphael nos lleva por 3 líneas durante la historia, las cuales se detonan por una serie de entrevistas entre el autor y Juan Luis Vallejos de la Sancha, un recluso del penal de Chiconautla que declara ser Galdino Mellado Cruz, el Zeta 9, miembro fundador del Cártel de los Zetas, emblema del terror y la guerra del narcotráfico en nuestro país.

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El libro me atrajo a raíz de ver la entrevista de Ricardo en una transmisión de la Saga, con Adela Micha, el oír de viva voz del autor el proceso por el cual tuvo que pasar para la escritura de este texto me captó, no solo por el hecho de la investigación y entrevistar a una figura con distintos matices y miles de anécdotas en su haber, sino comprender -cosa con la que siempre he estado en contra, sin embargo, nunca digo nunca- la fascinación, el arrojo, y eventualmente, el vínculo que se genera entre el entrevistado y el entrevistador, tratándose del primero en este caso, de un criminal sanguinario.

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Derivado de lo anterior, justo este libro logra moverme en la médula de la frase “nunca digas nunca”, al final del día la labor periodística, para quienes estamos en el rubro, es un instinto y un arrojo, y cuando la historia lo amerita, llegas hasta las últimas instancias, como lo hace Raphael en “Hijo de la guerra”.

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Otra de las grandes fortunas del libro es su estructura narrativa, dividida por así decirlo en tres carriles, pero que llevan al mismo destino; por una parte, tenemos la entrevista entre el recluso y el periodista (se intuye es Ricardo, más nunca se dice). Por otra, tenemos el “diario del hijo de la guerra”. Y finalmente, las notas del periodista. Las tres se complementan de forma perfecta pues nos ayudan a ir pegando las piezas de un complejo rompecabezas que nos va llevando por eventos clave de la historia que teníamos de forma oficial de los hechos de la fundación, ascenso y caída del Cártel de los Zetas.

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Tristemente, y concluyendo, también en toda su crudeza literaria, es un texto que muestra una compleja simbiosis entre el crimen y la “autoridad”, no hay una distinción clara, las dos han logrado una sinergia que perdura hoy en día y tristemente no tiene miras a extinguirse: un presidente saludando a la madre del narco más peligroso de México, ¿recuerdan?. Por otra parte, es un gráfico análisis de la crueldad, la visceralidad y el canibalismo en su máxima expresión, escena tras escena de tortura, asesinato, violación y más, uno no puede creer que pueda crecer más o inventarse una nueva forma de destruir al ser humano física y espiritualmente… pues sí la hay, y el texto no para, al contrario, crece en mostrarnos la fatalidad de nuestra especie.

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Un libro indispensable para comprender, reflexionar y recibir el cubetazo de agua fría sobre nuestra realidad como mexicanos y como seres humanos.

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