
LA CRUDA DEL 2020
No podremos borrar la historia

Es inevitable sentir un ápice de esperanza, y eso que si de arranques hablamos el 2021 parece tener el más atropellado hasta la fecha; sin embargo, cada inicio de ciclo es una promesa de algo nuevo, de replantearnos metas, perseguir objetivos, poner en práctica lo aprendido y a la expectativa de lo que vamos a -o planeamos- hacer.
Hace poco leía la columna de uno de mis escritores mexicanos favoritos, Xavier Velasco, titulada “En defensa del 2020”, y que fue la que ha provocado el presente texto. En resumen, la tesis que presenta Velasco es que, si bien el sentir colectivo pareciera ser el de borrar el año pasado de nuestras memorias, es por naturaleza propia del tiempo y la memoria el no poder realizar dicho decreto. ¿Por qué? Simplemente porque ya es parte de la historia, y ésta se escribe día a día inevitablemente.
Leo a amigos, colegas, familiares querer borrar todo recuerdo del fatídico 2020, 4 dígitos incómodos que nos remontan a un encierro físico y psicológico, que dicho sea de paso llegó para quedarse, que nos hizo conocer otro tipo de dinámicas a las cuales estábamos completamente deshabituados, perdimos a mucha gente en el camino. “Parecen tiempos de guerra” llegué a escuchar, nada más lejos de dicha afirmación.
Aunque se puede debatir en varios rubros, debemos admitir una cosa: la época en la que vivimos es de un privilegio y apertura altísimos. Siendo la punta del iceberg el concepto “tecnología”, esa palabra y todo lo que implica nos hicieron interconectarnos de mil y un formas para estar presentes en el mundo. Quizás en efecto es un mar peligroso en el cual embarcarse dada la profundidad de información, de mentiras, de polarización, etc. Pero no podemos dejar a un lado lo democrático del asunto, tenemos a nuestro alcance prácticamente todo.
Por otro lado, fue un terremoto para el corporativismo, por fin se entendió el valor de mandar a la gente a su casa y trabajar con base en objetivos, si bien hay líneas muy delgadas en el tema de la contabilización de las horas, es cierto que esos ajustes se irán dando, pero hoy la Caja de Pandora se ha abierto, y el cambio vendrá, está en nosotros exigirlo.
En general, lo que pareció una pausa no lo fue, valoramos más -y añoramos con desesperación- la interacción humana que tanta falta nos hace. Espero que la gran lección haya sido que si bien la cultura del individualismo que tanto ha permeado hoy en día es buena para la satisfacción personal, al final del día nuestras acciones nos ponen en dependencia con lo que ocurre en el contexto.
Ya no podemos ser ajenos al mundo, es hora de tomar las riendas de este mundo, de NUESTRO mundo.